sábado, agosto 28, 2010

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En el dia de hoy pase hace años una de las mejores noches de mi vida, de las más representativas, de la cual no puedo olvidarme, no podría nunca. Como de la del 17 de abril, de la cual tu has olvidado todo y a mi me queda hasta el más mínimo detalle, el problema es que no llegas a entender que incluso después de años, seguiré acordándome de esos detalles... seguiré acordándome de muchos detalles que solo duran segundos y se meten en la piel hasta tatuarla de cicatrices y pueden hacer que el tiempo se pare, y cuando no quieras corra, sobre todo corra mucho.

Creo que no llegas a entender lo que provocas en mi en cada mínima reacción, me recuerda mucho a aquello que se dice sobre que el aleteo de una mariposa puede provocar un huracán al otro lado del mundo, creo que no llegas a darte cuenta del conflicto que se crea al hablar sobre tus intereses, y no darte cuenta que yo también los quiero. Quiero los tuyos... te quiero a ti.

sábado, agosto 07, 2010


He vuelto a entornar los ojos para no ver tus lágrimas deslizándose sin piedad por tus mejillas. Sé que no es posible, pero las oigo caer y aplastarse contra el suelo con un ruido que suena como un mudo reproche en mi cabeza…

Me hubiese gustado ser una gran persona, de esas que tienen un don, esa clase de personas capaces de arrancar lágrimas a las mujeres de hielo con mi poesía, o de incendiar las almas de piedra con mis palabras revolucionarias.

En algún momento todos hemos querido romper los muros que nos impiden ver el camino; elevar nuestra voz por encima de puta la falsedad. Empezamos queriendo cambiar el mundo, y terminamos luchando porque no sea el mundo el que nos cambie. Poniendo nuestros ideales a los pies de los caballos atados de pies y manos. Renunciando a nuestros sueños a cambio de la falsa seguridad de fichar a las nueve de la mañana, y encontrar dinero a fin de mes.

Todos, y cuando digo todos quiero decir eso, todos, en algún momento hemos encontrado un cruce de caminos; a un lado el camino ancho, asfaltado, con carteles cada pocos metros deseándote feliz viaje; el camino fácil, el transitado, cosificado y conocido. Al otro, ni tan siquiera un camino; una vereda sin asfaltar, estrecha, sin guías ni señales. Tú decides, son nuestros actos, nuestras palabras y mentiras las que nos van definiendo con fría precisión. Somos un constante proyecto inacabado. Un puto signo de interrogación esperando en el arcén, un autobús llamado futuro.

Todos en algún momento hemos podido ser héroes, profetas, músicos, cobardes, artistas del alambre o cualquier otra cosa. Llevamos la madera para serlo en nuestros corazones. La mayoría hemos preferido ser eso, funcionarios, trabajadores anónimos: Tomás el carnicero; Luis, el del videoclub… Y no Lord Byron, Alejandro Magno, Gandhi, Capa o, incluso Hitler…

Por eso mismo, porque estamos renunciando el sueño….

Estamos renunciando al sueño