
A base de caer 40 veces he aprendido/olvidado:
a no regalar mi autoestima, a respirar sólo con mi aire, a considerar necesarios sólo mis párpados, a no buscarme en los rostros de los demás, a considerar importante sólo algunos gestos, a caminar con mis zapatos, de mi talla, ni para sentirme más pequeña ni más grande, tan sólo como soy, a no esperar algo si no lo pido, a esquivar las fechas que venían destinadas a mí, a rebelarme contra lo injusto, a no necesitar que me toques para saber que estás delante mía, a no ser tan cobarde y callarme la boca por miedo a lo que puedas pensar de mí, a ver que no todo es blanco o negro, a no regalar mi alma con dos palabras bonitas cuando tan sólo te conozco de Hola y Adiós, a dar mi vida hasta cierto límite, a no observarme en espejos borrosos…y si yo soy tu espejo, en el que buscas reflejarte y sabes quién eres, ¿Donde esta el mío?
Hoy miro entre mis manos… ¿Y que recuerdo? Tu pelo, tu sonrisa, tu tono de voz, tu forma de mirarme, como si por haber estado en algún momento entre mis manos te pudiese mirar siempre desde la calma.
Si, tu mirada me eriza la piel, no se si dejas que alguna parte de mi cuerpo permanezca estable cuando estas conmigo, a veces noto un cosquilleo cuando me tocas, intensamente, como si estuviera llena de mariposas, y eso me hace mirarte despacio cuando duermes, bailas, sonríes, hablas…
Me escondo por si acaso me desarmas, y decides jugar conmigo mientras tú tengas las de ganar, y decides exponer mis secretos y secarlos al sol, y me haces un vacío interior que se llene de hielo y no haya forma de derretir…
Mientras tanto yo seguiré tropezando 41 veces con la misma piedra, hasta que me canse de andar por caminos de arena.