Todos los días esta misma rutina, ver pasar el tiempo, sin parte de él, no cambia nada, despierto, camino, miro, respiro, todo por inercia…
Y un día apareces frente a mí, me pongo frente a ti, y esta vez no es por inercia, no hay nada que me haga pensar que te conozco pero esos ojos perdidos los he visto antes.
Me miras con la complicidad de un niño cuando se siente seguro, me besas, se me para el mundo, y sin decirme tan siquiera tu nombre te marchas, tan rápido como apareciste.
Me quedo esperando a que te des la vuelta, pero sabes que si lo hicieras este momento carecería de especial.
Y así todas las mañanas, te espero, te busco, me buscas como si fuera la primera cosa del día que necesitas para sentirte útil, y vuelta al mundo real.
Nunca me dices nada, y yo no estropeo tu silencio, sólo me acompañas con la boca, y me miras para desearme suerte, un día te escribiré en una nota como me llamo, tal vez así quieras que te acompañe a ver el amanecer, mientras tanto… el mundo real.
[¿Te vas, y te preocupa si me dolerá la cabeza por unas copas de más?]
lunes, junio 11, 2007
6.00 AM
miércoles, junio 06, 2007
2 minutos de vuestro tiempo
Premios Shangay
Dentro de Otros: "Sin Control, Mónica Martín, Ed.LesRain"...
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martes, junio 05, 2007
Promesas
Eres una persona fantástica, de las que no se encuentran, de veras, sólo te encuentro un pequeño defecto: Que estás muerta por dentro, y me parece normal, el dolor no cabe en un alma tan irreal, ya sabes eso que dicen, los muertos no sienten nada, ni siquiera nostalgia. Porque el dolor se filtra en el alma como la niebla, basta una rendija.
Últimamente insistes mucho en que invada tu soledad, ¿cual de ellas me muestras? ¿Con la que convives en soledad, o la que necesitas expresar?
A veces juro que no te conozco, ¿Quién eres? ¿Dónde están tus palabras?
Si tú eres únicamente tus palabras, entonces es que puedes ser borrada, la diferencia es que yo te grabe demasiado dentro.
Al fin y al cabo, una palabra no posee más que el peso de un papel, y cuando abres la ventana las palabras se las lleva el viento… Entonces se queda el silencio, esa cima absoluta en la nada. Porque a veces el silencio ensordece más que el ruido.
También puedes gritarlas al borde de un precipicio, siempre me recordó en algo a ti, siempre con el miedo en el cuerpo, la identidad de un precipicio consiste en caer.
Supe que me dejaba llevar por ti, para huir de ti.
Yo no te engañé nunca, pero no puedo impedir que tú me engañes. Razones tendrás, y yo ninguna para no hacerlo. Si no puedes razonar tampoco puedes equivocarte, pero eso lo dejo en tus manos…
Si mueres sin saber un error, ¿Qué importancia tiene si durara toda la vida?
Pero… Si existen verdades breves, ¿Por qué no errores eternos?
Mientras seguiremos perdiendo el tiempo… se pierde a gusto cuando se tiene la seguridad de perderlo por gusto, y si es la forma que yo elijo de perderlo.