Soy invisible, vago por el mundo buscando complicidad,
ninguna persona observa ahora mi actitud, debatiéndose entre el amor y el odio, ni hay droga que me esté destruyendo como si fueran besos afilados. Hace tiempo que supe que ningún destino me aguarda, al menos magnifico, que ningún comentario fundirá la nueva capa, más dura, de hielo. Mis recuerdos están a salvo del juego, y casi siempre recuerdo lo que hice anoche, a flor de piel quedaron los errores (tanto de los que aprendes, como de los que no) de mis cada vez más predecibles borracheras.
La vida se desliza suave, entre las sábanas calientes, las cenas, los paseos, con el periódico de cada dia y todas esas conversaciones estúpidas que tendremos sobre el mundo y la cultura, las películas y los viajes, pero ya cada vez menos de nosotros. Hasta los amores se disipan con sosiego, como el humo de los cigarrillos, sentados frente al mar... o.. si me apuras, frente a una boca de metro.
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