jueves, noviembre 25, 2010

Tú y tus dientes afilados I

Un día más volvía a ese lugar tan familiar, mientras entraba por la puerta me recibiste con una sonrisa. Tengo el olor de esa casa clavado en mi piel. Mi habitación era la de invitados, a pesar de que ahí sólo hubiera máquinas de gimnasio, y un colchón en el suelo. Entre en la habitación pensando porque tenia que quedarme allí, porque mi padre no podía llevarme con él, porque simplemente, no me quedaba en mi casa. Pero ya sabia la respuesta, años después supe la respuesta.

Oí una voz muy lejana, pero en cambio estabas detrás mía.
- Vamos a cenar, que ya está la mesa preparada. Si te comes todo luego vemos una peli.

Me dijiste mientras clavabas tu mirada en mi, y dejabas entrever esos dientes afilados.
Llevabas puesto un pantalón de chandall gris, una camiseta de tirantes blanca que no se diferenciaba mucho de tu piel, y unas zapatillas de andar por casa, te habías rapado el pelo, parecías un chico malo, eras un chico malo.
Por supuesto, no llevabas calzoncillos, nunca los llevabas.

Y yo obedecí, cenamos en familia en esa cocina minúscula, llena de electrodomésticos que lo veían todo, en los que se reflejaba todo lo que ocurría allí. Una cocina limpia, de esas pequeñas que son rectas y luego hacen curva, una cocina donde te gustaba desnudarte y obligarme a mirar. Y siempre tus dientes afilados dejándose entrever.

Pusiste una de esas películas de acción que te gustan tanto, pusiste x-men.
Ella hizo palomitas para todos, mientras tu cogías tu sitio del sofá en forma de “L”, te tumbaste mientras yo me tumbe al revés de ti, ella se sentó en ese pequeño espacio que dejábamos de la “L”.
Estuvieses como estuvieses mantenías un pequeño contacto conmigo, utilizabas tu pie para llamarme en silencio, utilizabas tu pie para tocarme mientras ella estaba a un metro nuestro, sólo me hubiese echo falta gritar, pero sabías que no lo haría.

Sabías que no le gustaban esas películas, sabías que las veía por ti, y ella aguantaba viéndolas para acompañarte, sólo porque tú querías.
Hasta que decidió irse a acostar...
y yo desee en silencio con todas mis fuerzas que cambiase de opinión...
y yo desee con todas mis fuerzas que dijese que era muy tarde para que anduviese despierta y tenía que irme a dormir... no lo hizo.

Y allí estábamos tú y yo en ese salón, mientras tú me tocabas y me obligabas a tocarte, yo clavaba mis ojos en la pantalla queriendo no formar parte de nada, queriendo no estar allí, pensando en nada...
Mientras te tumbabas encima mía y yo cantaba en mi interior una canción de “Amistades Peligrosas”...
Mientras me preguntabas si me gustaba, y yo no sabia que responder...
Mientras hacías bromas sobre tu miembro y yo me reía sin querer reír, sólo por miedo.
Hasta que te cansabas, y volvías del baño con una mirada tan fría que a veces llegaba a hacerme sentir que había echo algo mal, siempre esa mirada, siempre esos dientes afilados.

Volví a personarme mentalmente en el momento en que entré en la habitación y pude tumbarme, sola, aturdida, confusa... hasta que caí dormida por mi cansancio mental de querer evadirme y sacarme de mi cuerpo mientras estuviese en ese lugar, en esa casa.
Hasta que algo me despertó, y noté una respiración en mi nuca, un cuerpo pesado tumbado boca abajo mientras yo le daba la espalda, y algo que se erizaba entre la tela de la ropa.
Y sólo pude decir
- Ah, eres tú.

domingo, noviembre 21, 2010

Rabia

Se acabó, me acechas cada noche en mis sueños, consigues descolocarme hasta en mis sueños, me has robado lo ultimo que me quedaba, asique ya no me haces falta.
Ya no tienen sentido las manillas del reloj, se pararon en el momento en que te besé, por eso no me hace falta llevarlo, porque siempre, siempre, apareces en mis sueños.

Me trastocas, me desbordas, me estremeces, me alteras, me follas, me desprecias, me abrazas, me hechizas, hablas de esa forma en la cual no sé si hablo contigo o conmigo misma, sonries, estrellas todo contra todo, te vuelves un torbellino, no sé cómo lo haces pero siempre decides tú lo que ocurre... tiene cojones, que sean míos, y decidas tú.

Ya no me hace falta tenerte, porque sin quererlo me tienes tú a mi en mi propio cuerpo, cada noche... siempre estás cada noche...

(Qué poco sentido tiene ya el infinito.)

Eres capaz de robarme mis sueños, y el sueño que los acompaña, en lo único en lo que me podía refugiar, vas, y te metes...
y ya no tengo sueño,
y ya no tengo sueños,
y ya no son míos...

Estoy cansada, y me da igual, si te vas, me da igual, aparecerás sin permiso en el único momento en que no soy consciente, me da igual, me doy igual.

Te rompería todas tus cosas a la cara para que te dieses cuenta que haberlas guardado tenía algún sentido, tenía algún significado, pero da igual, siempre puedo hacerlo en sueños.

Ya no me haces falta, y me duele tanto decirlo porque sé que no es cierto, es posible que llene mi habitación de pos-it repitiéndomelo - Ya no me haces falta – quizá algún día me lo crea.

Te quería firmar tu maldita sentencia de muerte conmigo, y termino diciendote que vives en mi... pues eso, nos vemos en sueños... cuando tu quieras, claro.

sábado, noviembre 20, 2010

Me encantaria

Me encantaria poder decirte que no pienso... que no pienso en ti, que no pienso cada noche lo que me has echo sentir(me), me encantaria poder decir que fuiste una más, o simplemente que fuiste, así, en pasado.
Me encantaria... de veras, pero me ha tocado tener un corazón encadenado a tu voz, encadenado a tu piel, a esa sonrisa inocente, al rastro de olor que dejas al pasar...
Lo siento si no quieres oir simplemente que eres algo mas que todo...
Siento decirte que no aspiro a nada contigo, pero que hasta eso me parece suficiente.
Siento recalcular, buscar mil maneras de hacer las cosas tantas veces que termino equivocandome a cada paso que doy y te llevo por delante, siempre te llevo por delante.
Y te miento, te miento cuando digo que todo esta bien, te miento cuando (me) digo que no te necesito, te miento tanto que me lo termino creyendo, que termina siendo mi verdad.
Te miento todas las veces en que intento salvarme de mi misma, salvarme de mi nostalgia, escondiendote en lo más profundo de mí de modo que no haya forma de sacarte, te abro un castillo en mi pecho para que estes a salvo, de modo que tambien me mantengas a salvo a mi...pero es que he descubierto demasiado tarde que un abrazo no salva a nadie, y en cambio, cubro mi fosa de esperanza dibujada, de necesidad destilada, y me tiro sal entre los pulmones para sentir bien claro que esto que me invade tiene algun sentido.

miércoles, noviembre 10, 2010

Yo sólo quiero...


No puedo, no puedo tragar y tragar y pasar como si nada, no puedo, me explota el pecho, pierdo la paciencia, las fuerzas, y todo lo que esta establecido que se debe tener para seguir dando pasos, aunque sean de ciego, no puedo mantener la calma cuando por dentro tiembla mi alma y mis lagrimas están al borde del precipicio, al borde de cumplir su propia gravedad...

Quieres un beso y tienes deseo en la garganta,
Quieres un verso a medianoche, por eso duermes de día, pero los búhos no quieren hacerte compañía,
Quieres acabar con este insomnio, pero no quieres pasar una noche más perdida en sueños,
Quieres que te palpiten las venas, pero en tu cuerpo tan sólo hay escarcha,
Quieres que la adrenalina te haga vibrar, pero tienes demasiado peso entre los pulmones,
Quieres pedir perdón por todo aquello que ya no tiene arreglo, pero hace tiempo que dejaste de creer en las palabras,
Quieres una mirada cómplice, y tan sólo la buscas en párpados cerrados,
Quieres un detalle al amanecer, pero hace tiempo que dejaste de tener en cuenta el sol,
Quieres llorar, pero todo aquello que llevas dentro no quiere salir de ti.

miércoles, noviembre 03, 2010

Visceral


Yo no jugaba con muñecas, nunca me gustaron, nunca me obligaron a jugar con ellas, jugaba con coches, con cromos, peonzas, y todas esas cosas que estaban prohibidas para las niñas, también jugaba a esconderme, a esconderse, jugaba a aquel juego que ni siquiera me habían enseñado las reglas, la única regla... el juego era un secreto.
Las barreras del silencio son enormes, sobre todo cuando te las enseñan desde pequeña.
La única regla... nadie lo sabia, nadie excepto él y yo, y así debía ser, y así fue durante muchos años.

Cuando tienes 7 años, y te dicen como debes actuar, que debes hacer, lo haces, y no te cuestionas porque.
Al cabo de unos años comprendí que no es normal que no puedas decidir que hacer y que no hacer, no puedas decidir quien te toca, y quién no, cuando quitarte la ropa, o cuando querer dormir, aunque a día de hoy siga sin poder decidirlo, porque no me enseñaron a decir no cuando de verdad, quiero decir no.
Aprendes, y te das cuenta, que los juegos no tienen porque ser secretos, que, sin saber porque, sabes que tienes que guardar silencio, mientras él decide si quiere saciarse, o prefiere saciarse de mi...
No puedo ponerle palabras concretas, simplemente, no soy capaz, después de 15 años, no soy capaz de decir “ Este tío abuso de mi durante 10 años, y es capaz de decir que miento” , pero lo que ni siquiera puedo decir son los echos en sí.
Siento una profunda vergüenza, una profunda culpabilidad, la cual nadie ha sido capaz de quitarme, lo más jodido en si, es que cuando empiezas a ser consciente de lo que está pasando, tu mente no es capaz de afrontarlo, y lo tapa, le pone una venda, lo llena de algodón, y ese malestar desaparece, aunque tú con él.

Todo termina saliendo, todo, los vasos si los llenas demasiado se desparraman,
y eso pasó, se desató un torrente en mi interior,
y ahora no sé como pararlo,
y ahora no me vale poner vendas y no ver,
y ahora no paran de salir sentimientos a flote que ni siquiera sabia que existieran,
y ahora... me doy cuenta de que este hijo de puta ha condicionado toda mi puta vida,
y en realidad, su puta vida porque siempre tuvo el control sobre mi...

No me negué a jugar, no se le debía llevar la contraria a los mayores, y menos a alguien de tu familia, ellos te cuidan, te quieren, y deben respetarte, aunque durante mucho tiempo él fue a su manera, el que me quiso y me cuidó.
Sólo sé que día a día, siento una profunda rabia de atentar contra cualquier hombre que se cruce en mi camino, y en cambio con él... bajaría la mirada, y volvería a hacer lo que él quisiera, porque no tuve voluntad, porque así me lo enseñó, y así lo siento.

Sólo quiero, que por una vez, seas honesto, pienses en la gente que está a tu alrededor, e intentes calmar tus ganas de follarte a toda niña que confía en ti. (O que obligas a confiar)
Sólo eso, sino tendré que matarte,
Y no volveré a tener miedo de si me sigues mientras camino,
y no me volverás a acechar a media noche,
y no tendré que tener asco a cualquier tipo de olor que me recuerde a ti,
te borraré de mi mente, y sólo serás alguien que no supo tenerla metida en los pantalones.